ECUADOR, MÁS ALLÁ DE LA MITAD DEL MUNDO

Entre las múltiples reflexiones sobre el resultado de las elecciones hay una, pequeña pero muy clara, realizado por Natalia Sierra https://lalineadefuego.info/2017/02/21/mas-que-un-fraude-electoral-un-fraude-historico-por-natalia-sierra/, pero que merece puntualizar más algunos detalles que no se toca por, quizá, ser “políticamente incorrecto” o porque la izquierda ha construido mitos y tabús intocables que no permiten ir a fondo a la hora de los aprendizajes ineludibles frente a las derrotas.

 

Asumir los errores no solo es de valientes, sino, por ende, de dignas rebeldías. Solo de ahí la posibilidad de aprender, por eso felicitaciones por el remate del pequeño artículo de Natalia Sierra, que significa, entonces, invitar a reflexionar, ciertamente, sobre caminos ya trillados y que sin embargo, por razones débiles, no se quieren reconocer. La izquierda ecuatoriana ha sido más liberal que otra cosa. Así leyeron a Marx. Izquierda más de personalismos que de principios. El último auténtico fue el doctor Manuel Agustín Aguirre que hoy, quienes liquidaron su corriente, los socialistas amarillos(*) de los Enriques Ayalas y demás, tratan hasta de erIguirse en sus discípulos. Pero más grave es lo de los líderes del movimiento indígena que, por su potencialidad y raigambre como movimiento, merece que se ponga a replantear muchas cosas. Para empezar, no se vale y hasta resulta de baja estatura y marrullería politicóide, denostar a posteriori, cuando se le apostó a participar. Solo cuando vieron que no eran sus aspiraciones de candidaturas las que triunfaban, entonces sí, tomaron distancia, como es el caso, por ejm., de un dirigente de la histórica Ecuarunari que, si se siguen sus declaraciones de los últimos meses, no solo valoraba positivamente a politiqueros como el ex general Moncayo o Ayala, etc, sino que creaba expectativas entre las “bases” sobre lo que significaría si ganaban; pero resultó que ni su organización optó por él, sino por Tibán, y notoriamente y de manera adrenalina hizo un giro, oportunista, claro, de ahora sí criticar este proceso que, en particular, nunca hemos creído. Se valoraría si a sus nuevas posiciones las fundamentarían con una autocrítica. El tema es de principios, no de pragmatismo político, propio de la ética liberal, de la cual a pesar de ser dirigentes indígenas, se han aculturado con ella. Por eso se sostienen como líderes, montándose sobre los usos y costumbres tan valiosos y muchas veces alternativos a los usos y costumbres liberales. Líderes que hacen política, a la usanza de esa izquierda que, aunque les cueste aceptar, ya tiene más de medio siglo de fracasos y que no aprende por designio de egos y etcs, a aceptar errores. CUANDO ACEPTEN LOS ERRORES HISTÓRICOS QUE NO HAN SIDO DE ABAJO Y A LA IZQUIERDA, como lo declara la Sexta Declaración de la Selva Lacandona de los zapatistas que al fin parece que alguien la ha leído después de doce años, y, por lo que se ve, medio entendido. El abajo y a la izquierda es en todo; abajo y a la izquierda en la práctica, en los acuerdos, en la lucha. Aunque es loable este artículo que llama a reconocer errores, también hay que llamarle la atención sobre lo que entiende de abajo y a la izquierda porque el abajo es de izquierda, precisamente, por su antagonismo al capitalismo, no solo por esa débil y hasta liberal idea sobre injusticia social, etc. que en dicho artículo manifiesta N.S. En todo caso, hoy es la posibilidad de un futuro que supere a los Correas y también a estos llamados líderes aculturados y, peor aun, de socialistas amarillistas como los Ayalas y etc, liquidadores del socialismo revolucionario de abajo y a la izquierda que el Dr. Aguirre -con sus limitaciones románticas-, legara sin que nadie se tome el tiempo de valorarlo. Un futuro donde haya la certeza de que no se puede delegar a nadie la tarea de cambiar el mundo. Eso lo hacen en las luchas diarias ese pueblo, desde hace mucho, y desde abajo y a la izquierda, cuyo mayor ejemplo es la autonomía zapatista y, hoy, la iniciativa de formar un Consejo de Gobierno Indígena, donde los que lo representen manden obedeciendo.

 

(*) En Ecuador se llamaba “socialistas amarillos” a una especie de Socialismo “light”como el de hoy chileno.

Deja un comentario